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Mi buhardilla. Palabras, reflexiones, sentimientos...

Futuro se escribe con "z". (Audiencia de SAR la princesa Letizia a DIARIO JAÉN con motivo de su 70 aniversario)

Futuro se escribe con "z". (Audiencia de SAR la princesa Letizia a DIARIO JAÉN con motivo de su 70 aniversario)

 

Hay personajes que son capaces de traspasar desde esa evanescente realidad del papel couché  para incrustarse en nuestro día a día haciéndonos cambiar nuestros puntos de vista, nuestras ideas basadas en el fugaz encuentro mediático que tantas distorsiones puede causar en nuestra percepción.  Si recordamos aquel día en que los telediarios de imagen y los de papel proclamaron que nuestro Felipe, ese gallardo príncipe que roneaba con la Sartorious, Eva Sannun o Gigi, había decidido sentar la cabeza y asentar su real futuro en brazos de una presentadora del informativo de Urdaci, ciertos sillares de la civilización parecieron cimbrearse y asustar a los monárquicos de toda la vida e incluso al personal de a pie.

Pasaron los meses, los años, las infantas, la barba del príncipe y los trajes de Varela y el horizonte pareció florecer ante los incrédulos ojos de los analistas, los tertulianos y otras especies de natural ojerizo y poco dado a la loa y al aplauso. Letizia, con su “z” distinguida y diferenciadora, remontó las negras velas del augurio feroz y fue ascendiendo en el aprecio general del pueblo llano que siempre fue fan de los rangos principescos. A Letizia, doña Letizia, Princesa de Asturias y futura sucesora de doña Sofía se le tornaron los humildes glóbulos rojos en fulgurantes partículas azules en todos los sentidos. De pronto, sus valores de trabajadora de la imagen se transmutaron en garante de un futuro de la institución y del país. Y ese camino, duro sin duda, le ha granjeado el galardón del cariño, en especial de quiénes caminan con ella en ese tramo corto que siempre identifica a quien tenemos al lado despojándolo de los prejuicios que nos oscurecen el entendimiento.

Dicen, cuentan, comentan que su trato es afable, su mirada incisiva, su gesto dista mucho de la envarada posición que se le supone por el alto estrado en que se mueve. Y, especialmente, me aseguran, no ha perdido su alma de periodista, ese espíritu de investigadora perspicaz del que hizo gala en sus apariciones noticieras.

Poco hay que imaginar para estar seguro de que, frente a la cúpula directiva y los trabajadores de DIARIO JAÉN, sus recuerdos de redactora, apenas aparcados en el cercano pasado, han brotado de nuevo y se ha sentido parte integrante de un medio de comunicación como este nuestro. Letizia, permítaseme la confianza, ha sido por unos instantes una periodista más de la redacción del JAÉN. Y si para ella ha sido un soplo de aire fresco, para el periódico ha significado un honor de los que se guardan, enmarcan y atesoran. Setenta años no se cumplen todos los días. Sentir el apoyo de una princesa, tampoco.

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