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Las telarañas de Talía. (La cultura en Jaén)

Las telarañas de Talía. (La cultura en Jaén)

Hace apenas unos días, a la vuelta de una de nuestras escapadas “teatrales” a la Capital del Reino mientras el Media Distancia (Los trenes a Jaén no tienen nombre propio) serpenteaba por los arrabales castellanos a punto de adentrarse en el Sur con mayúsculas escuché a mis espaldas una voz que me hizo volver impúdicamente la cabeza.

Allí estaba. Cabellera blanca devenida en coleta. Imponente altura y gesto de sensata madurez.  Era Mario Gas, el actor y director del, entre otros, inolvidable “Follies”. Le acompañaban Tristán Ulloa, Sergio Peris Mencheta y otros jóvenes actores. Verlos juntos me hizo recordar el montaje con el que van de gira en estos momentos: Julio Cesar.

Por un instante creí que quizá se dirigían a nuestro Jaén. No puede evitar levantarme y saludar a  don Mario Gas que agradeció mi gesto con su habitual cortesía justo momentos antes de que el tren se detuviera y la compañía se apease. Estábamos en Linares-Baeza y ellos se dirigían a Úbeda para actuar en la Muestra de Otoño.

Los vi marchar, andén adelante, ligeros de equipaje, con pasos acaso marcados por el viejo Shakespeare, camino de otros escenarios. Cuando el traqueteo comenzó de nuevo consulté en la  red el resto de ciudades  que visitará su gira con el ánimo de hallar nuestro Santo Reino en el listado. Vano empeño. Nuestro teatro por excelencia, el Infanta Leonor, sigue acartonado en el olvido de las  grandes compañías, apartado de las rutas  que Talía marca con su cayado y sus  borceguíes. Diríase que el teatro –y no solo él sino la cultura en general- duermen en Jaén el sueño de los justos. O quizá el de los injustos. Quienes la amamos hemos de coger carretera y manta para disfrutar de un musical, un jocoso  monólogo,  un montaje clásico, un drama, una comedia costumbrista o un recital poético.

Talía no puede limpiar las telarañas que se están formando en nuestra ciudad en el ámbito cultural. Debemos hacerlo todos y todas. ¿Acaso no nos merecemos un horizonte cultural con un mínimo de calidad e incluso de cantidad? Talía llora. Nos llama. Oigámosla.

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