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Mi buhardilla. Palabras, reflexiones, sentimientos...

Dependencia...Todo depende.

Dependencia...Todo depende.

 

Dependencia. Nombre que habla de ayuda, de necesidades, de sentimientos incluso. ¿Cómo es posible que ahora esté relacionado con términos económicos o políticos que nada tienen que ver con la situación real de muchos giennenses?

Pacientes, familias, trabajadoras  son colectivos que luchan día a día por tener, en unos casos, y por ofrecer en otros,  una calidad de vida razonablemente confortable, un sistema de apoyo absolutamente vital.

Políticos y otras especies aledañas son colectivos que ven, en esa  misma situación, posibilidades de ascenso, de arañar votos, de posicionarse frente al adversario sin tener en cuenta el sufrimiento de aquellos de quien dependen. Curioso juego de palabras. Los políticos dependen del voto de quienes dependen de sus posteriores actuaciones.  Pero suelen olvidarlo. Los unos y, curiosamente también, los otros.

La situación de la dependencia en nuestra ciudad es insostenible. El laberinto de lazos ensamblados entre empresa, Ayuntamiento, Junta y Juzgado se hace ininteligible. El dinero vuela, se pierde, huye, desaparece, se esfuma o aparece depositado en las instancias judiciales. Largo camino que se evitaría si estuviera donde realmente debe estar: a disposición de los muchos dependientes que lo necesitan y en el bolsillo familiar de las trabajadoras que llevan tiempo ofertando su labor sin remuneración. 

Los unos piensan que la culpa es de los otros. Los otros, lo contrario. Todo depende. Se hacen declaraciones, se llenan páginas y se proclaman discursos huecos que solo buscan el aplauso pero no se toman medidas, no se ve por los ojos de quien sufre, de quien “depende”.

Parece inútil llamar a la concordia, a la sensatez, a la justicia. Pero habrá que hacerlo. Una y mil veces si es necesario. Enfermos, familias y trabajadoras merecen y necesitan una solución que solo pasa por apoyar el servicio y dedicarle el presupuesto adecuado. Hecho esto, dirímanse las diferencias, si las hubiere, en los ámbitos que corresponda, pero sin que las consecuencias del enfrentamiento afecten a los dependientes ni a quienes les cuidan y acompañan. ¿Acaso el arte de la  política no consiste en velar por los ciudadanos?  ¿De qué depende que así sea?

 

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