Blogia
Mi buhardilla. Palabras, reflexiones, sentimientos...

Iluminados...

Iluminados...

Tiempos de cambio. De trasiego de leyes. De seísmos en el ya de por si agitado mundo educativo. Y, en el medio de la marejadilla, los Maestros. Martín Patino les elogiaba hace algún tiempo con una frase antológica: “Enseñar no es un oficio; es una vocación. Solo los iluminados, los que poseen un alto sentido de la vida y de la sociedad son capaces de llegar a ser educadores”.No hace demasiado tiempo, la  FACD promovió una campaña entrañable y tierna en la que se homenajea a esas personas que, por encima de la mera apariencia de técnicos o del disfraz de funcionarios,  acercan cada día a sus alumnos y alumnas a la esencia misma de la educación: el descubrimiento de todo, de todos y de si mismos.

Lástima que los homenajes queden, a menudo, en fastos y vacíos oropeles. ¿Será, acaso, este homenaje un primer esbozo para relanzar la figura docente de una vez por todas? ¿Se reconocerá socialmente el empuje que un maestro representa para el futuro? Ahora puede no perderse una oportunidad de oro: a nuevas leyes, nuevas inquietudes, nuevas propuestas, nuevas ideas. ¿Y quién puede opinar mejor que nadie sobre los procesos educativos?.  Efectivamente. Los Maestros.

¿Quién no atesora en su mente el recuerdo de aquella primera persona que le guió por los senderos del aprendizaje?.

0 comentarios