"Poderoso Caballero" (Cuando la crisis hace caer a los gobiernos...)
Cuando Quevedo, el ácido don Francisco, publicó su letrilla en los albores del XVII no imaginó que caería en las armónicas voces de Vainica Doble, aquellas Gloria Van Aerssen y Carmen Santonja que iluminaron conciencias en los setenta del XX. Sin embargo, sí que supo vislumbrar futuros que, en su época, eran solo nebulosas en el éter inquieto de la historia.
“Da y quita el decoro y quebranta cualquier fuero, poderoso caballero, es don Dinero”. Así rezaba uno de sus versos. Y… ¡Cuánta razón llevaba! Preguntemos a los últimos gobiernos de Reino Unido, Holanda, Irlanda, Portugal, Dinamarca, Grecia o, desde este domingo, también España.
Los mercados, moderno apelativo del protagonista de Quevedo, han ido acabando con los laboristas de Brown, con los democristianos holandeses, el Fianna Fáil irlandés o el partido Popular danés. También cayeron en el camino frente a ese enemigo “hermoso aunque sea fiero”, el vecino Sócrates de Portugal o el inclasificable Berlusconi de la Italia a punto del descalabro. Citar a Papandreu, finalmente, es ya abrazarse al más sonoro de los fracasos e incluso la todopoderosa Angela Merkel ha tenido sus derrotillas parciales unida en la lucha con Nicolas Sarkozy que tampoco tiene muy firme su futuro tras los resultados de las cantonales.
Derechas, izquierdas, todos han ido inclinando la cerviz ante don dinero, pues “es tanta su majestad, aunque son sus duelos hartos, que con haberle hecho cuartos, no pierde su autoridad”.
Quevedo, en su elucubración futurista, escribió un verso clarificador de nuestro presente: “Viene a morir en España y es en Génova enterrado”. En efecto, también nuestro gobierno ha sucumbido ante la presión. Don dinero, vestido de crisis, ha terminado con el presidente Zapatero y con el partido que lo sustentaba. Y ha sido en Génova, esa calle ya famosa en las noches electorales, que el pasado domingo vibró a ritmo de disc-jockey discotequero y consignas nacionalistas españolas, donde ha terminado sus días.
De allí, de ese balcón azul tan animado, renace un nuevo San Jorge que tratará de enfrentarse al dragón con la lanza poderosa de los votos mayoritarios de los subyugados por el asfixiante cerco de los mercados. Una vez más el poderoso caballero ha hecho de las suyas.
Si Quevedo levantara la cabeza quizá apreciaría que Rajoy, nuevo gurú de futuros perfectos, “tiene quebrado el color” aunque la alegría del momento nos lo escamotee. No es sencillo guerrear frente al poder omnímodo de don dinero pues “mirad si es harto sagaz”. Los gobernantes de seis países han sucumbido ya a su negra influencia, algunos de ellos encumbrados con mayoría absoluta. ¿Ganaremos el duelo con ese poderoso caballero?
(Las frases en cursiva son versos de Quevedo)
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