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Mi buhardilla. Palabras, reflexiones, sentimientos...

Realidad aumentada: España en venta.

Realidad aumentada: España en venta.

 

Ya lo dijo Botín. Nos llega dinero por todas partes. También el inefable Montoro nos ha abierto el  túnel , presupuesto en mano,  para que descubramos que la luz nos inunda y que el futuro ya no tiene tintes negros  a nuestro alrededor.

Algunos se afanan en proclamar una España nueva  libre de cargas; un horizonte diáfano que ha dejado atrás las preocupaciones y las penurias.  Los brotes no solo son verdes sino que cubren fachadas  –y hasta mentes y espíritus-  como hiedras hambrientas que borran las huellas del pasado.  Todo está cambiando pero a pie de calle no somos capaces de interpretar esos signos que brillan en los cielos. Nuestra percepción carece de las gafas de realidad aumentada que parecen haberse colocado aquellos que nos guían. Listas interminables de parados recorren el día  a día. Empresas de variados tamaños y larga trayectoria  luchan por sobrevivir o  nos muestran sus vísceras abiertas en canal salpicando en su caída a los trabajadores. Muchas solo esperan el descabello final que se hará visible en las vidas de quienes las han hecho florecer hasta ahora. Su valor se ha ido desplomando, su soplo es ya apenas perceptible. Quizá solo les queda esperar el descanso final.

Pero cuando la bestia cae abatida y agoniza, siempre  hay alas batiendo sobre la carroña; bolsillos repletos que derraman su dádiva para recoger futuros beneficios. Quizá la recuperación es solo un espejismo. Esperemos que no. Sin embargo,  Bancos, Constructoras, Eléctricas y alguna que otras empresa “de tronío” están en efervescencia bursátil y a  la espera de la salvación. Para una, FCC, con algún que otro lazo giennense como todos sabemos, la mano de Bill Gates se ha unido con la de la familia Koplowitz y caminan ya juntos hacia el altar de la fiebre recuperadora que, quién sabe, si se contagiará a las demás.

Acciona, Sacyr, Ferrovial y OHL por citar algunos ejemplos parecen alentar la operación. Lástima que solo nos llegue el rumor de sus aplausos y no el verdadero empuje que necesitamos los que vivimos en la economía del más lejos, más abajo, “más peor”.

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