Blogia
Mi buhardilla. Palabras, reflexiones, sentimientos...

Cuando unir es restar. (En torno a la unificación de los colegios RAMÓN CALATAYUD y PEÑAMEFECIT en Jaén)

Cuando unir es restar. (En torno a la unificación de los colegios RAMÓN CALATAYUD  y PEÑAMEFECIT en Jaén)

 

Leo, releo y vuelvo a releer los compromisos oficiales que mantienen a bombo y platillo la importancia de la educación pública y el compromiso de defenderla y, como antiguo docente, –aun resuena algo en mi corazoncito cansado cuando paso cerca de mi colegio y escucho a los chavales en la lejanía-, me alegra sobremanera que esas ideas circulen y se publiciten.

Sin embargo, oh, decepción, no se observan luego esos impulsos de los que se alardea. Veo en la prensa que hay intentos de unificación de dos colegios públicos de la zona del Gran Eje, el “Peñamefecit” y el “Ramón Calatayud”. Prácticamente cien años de labor educativa pública, entre los dos, que pueden evaporarse sin remedio.

El vil metal, dicen unos, es el causante de tal despropósito. Recortamos para mejorar, apuntan. No hay alumnado suficiente, comentan, olvidando que existe un centro privado/concertado  en la zona  y que ahí se puede reorganizar de otro modo el ajuste.

Mas, nueva decepción, se escucha en otros foros que las causas de este proceso pertenecen más bien al “lado oscuro de la fuerza”. Dicen que ciertos problemas de convivencia en el Ramón Calatayud que, por lo visto nadie ha solventado, son el detonante. Otros apuntan a luchas intestinas por el poder colegial como chispazo y para ello se lanzan en prensa acusaciones, dimes y diretes, por parte de alguno de los bandos enfrentados. Es vergonzoso que el futuro de dos centros docentes esté en juego por cualquiera de esas penosas circunstancias. 

Un colegio es el semillero donde florecerá nuestro porvenir y ha de mantenerse con altura de miras, no removiendo fangos y esparciendo lodos. Unir no siempre es sumar.

Aun pueden encenderse  luces de sensatez. Aun estamos a tiempo de ser justos con aquellos a quienes, en realidad, deberíamos prestar toda nuestra atención: nuestros hijos, alumnos y alumnas de esos centros. Arréglense las diferencias en los foros adecuados, plántense horizontes de paz y dejemos volar a nuestros chavales en su medio natural, en su cole. Cerrar un colegio siempre ha de ser la última opción. Unir puede ser, a veces, restar.

0 comentarios