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Mi buhardilla. Palabras, reflexiones, sentimientos...

El saxo del abuelo.

El saxo del abuelo.

Alguien, alguna vez, escribirá la pequeña historia de la música de nuestros pueblos, de nuestra voz más popular salida de la tradición ancestral de las bandas, las agrupaciones juveniles, las íntimas “orquestas” a las que se les apea  el nombre en aras de la cotidianidad o el roce diario.

Y ese historiador o historiadora que sea capaz de escudriñar lo más profundo del alma sencilla de las aldeas, poblados y ciudades andaluzas se dará de bruces con un personaje que está llamado a ocupar un lugar brillante en el escalafón de la música popular jiennense. 

Hablamos de José Manuel Pérez Marfil, Manolo, el concesionario de Renault en el cercano Villargordo. Este peculiar, tierno e inmenso personaje en todas sus facetas, tiene esa dualidad con que tantas veces ha jugado el cine. Por las mañanas es capaz de enfundarse el mono del trabajo y revolverse ante las adversidades de mil carburadores  mientras te ofrece, además, el más equipado de los modelos de su marca.

Pero llegado el momento, como ese Billy Elliot, como la chica de Flashdance que abandonaba la fundición para ser una estrella de la danza, nuestro amigo Manolo levita hasta transfigurarse en el director de la Agrupación Musical “Andrés Martos Calles”.

Cuando ya el azul mecánico se ha virado a celeste en la corbata y la batuta se ha ganado el espacio que antes ocupaba el destornillador, por ejemplo, la figura del director brota espontánea frente a más de sesenta entusiastas músicos; unos recién llegados al hambriento gusanillo de los pentagramas; otros curtidos en experiencia pero todos y todas caminando al unísono por el recto camino de las partituras de las marchas, las canciones populares o el ritmo perfumado de incienso de las procesiones. (Excelsa su actuación frente al Cristo de la Salud, por mencionar solo una de sus salidas).

Manolo se ha ido haciendo a sí mismo. Sus nociones musicales solo venían fruncidas en el recuerdo del saxo de su padre, músico cofrade que marchó al universo de aquellos para quienes la música es la vida sin haber podido recrearse en el impactante movimiento enérgico de la batuta de su hijo.

Con la afición por montera y sin formación musical, su empeño y esfuerzo personal le ha ido haciendo progresar  en una autodidacta ascensión hasta el pódium de la dirección.  Horas quitadas al sueño y al ocio le han permitido disfrutar de ese anhelo guardado muy dentro que las circunstancias familiares y personales le impidieron desarrollar en su no tan lejana juventud.

Hoy, con la fuerza y el apoyo de sus vecinos, con el impulso del boca a boca, con la dedicación desinteresada y la colaboración de las instituciones locales, la Agrupación musical juvenil de Villargordo a cargo de José Manuel Pérez  recorre nuestras calles capitalinas y las de muchos de los pueblos de nuestra janenera geografía ofreciendo pasacalles, acompañando pasos procesionales, invitando a la alegría de las celebraciones de la Virgen de la Capilla o acariciando la ilusión infantil de la Cabalgata de Reyes, no sin antes deleitar a la concurrencia con un exquisito y divertido concierto de canciones  tradicionales navideñas.

Pero aún hay más. En los pocos ratos libres que araña a las veinticuatro horas del día, Manolo compone también distintas marchas y canciones. Un logro más en su esfuerzo y dedicación que ha sido capaz de superar innumerables dificultades y escollos.

Estaremos atentos a los programas de fiestas, a las actividades conmemorativas, a los actos programados por Entidades o Ayuntamientos. En cualquiera de ellos, en un escenario humilde de un centro social, en una plazuela con ese encanto andaluz que solo por estas tierras somos capaces de destilar, tras el telón aterciopelado de  un teatro repleto de aplausos, pateando las calles empinadas o, quizá, en su modesto local de ensayos, la música de estos esforzados chavales capitaneados por nuestro Manolo nos harán entrar en ese nirvana que solo la caricia justa y medida de los instrumentos y el compás exacto de la batuta puede abrirnos.

Enhorabuena a todos ellos. Bienaventurados los que tan agradablemente tocan y nos regalan sus notas porque ellos “son” la música. Bienaventurado, Manolo, por llevar a estos jóvenes por la senda de la clave de Sol.

Al fondo, tras la alegre jarana del pasacalles, parece escucharse el viejo saxo del abuelo. Él sonríe desde la boquilla de su reluciente instrumento y señala hacia abajo mientras comenta emocionado…”es mi hijo, mirad”.

Gracias, Manolo, por tu esfuerzo. Por tu dedicación. Por tu MÚSICA.

Pedro A. López

 

(En homenaje a José Manuel Pérez Marfil, director de la “Agrupación Musical ANDRES MARTOS CALLES” de Villargordo, Jaén)

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