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Monstruos de la Hammer

Monstruos de la Hammer

Los fans del terror adolescente que puebla últimamente nuestras pantallas quizá nunca hayan oído hablar de la Hammer. Sin embargo, quienes crecimos al amparo de la fascinante mirada del Drácula clásico de finales de los cincuenta tenemos un fiel recuerdo de la productora británica. Aquellas películas de Frankenstein, del Hombre Lobo, aquel tono indescriptiblemente gótico de las historias, aquella sangre amplificada por el vibrante technicolor de la pantalla… Todo formaba parte de la imagen de marca de la Hammer.Los más increíbles monstruos poblaron el universo de la Hammer durante los años cincuenta y las dos décadas siguientes, si bien los setenta marcaron su declive y desapareció en 1986. La Momia, El Hombre Lobo, Drácula,  Jack el destripador, el Doctor  Jekyll y Mr. Hyde… el catálogo de criaturas fantásticas de la Hammer, nutrido del viejo terror de la Universal, abarrotó los cines y la imaginación con la imagen de dos actores que protagonizaron un buen número de estas producciones baratas pero efectivas: Peter Cushing y Christoher Lee dirigidos por Terence Fisher.Personalmente me emociona una de las pequeñas joyas de la casa, aunque no es de sus películas más aclamadas: la versión de El Fantasma de la Ópera.  Claro que ni las imágenes de los subterráneos de la Ópera de París ni  después los animalitos prehistóricos de Ray Harryhausen con los que me encontraría muchas veces a lo largo de mis aficiones cinematográficas, pueden competir en mi entonces imaginario infantil preadolescente con la Úrsula Andrews de “She” o  con la vertiginosa (por las curvas) Raquel Welch en “Hace un millón de años”. La Hammer circuló del terror a la aventura, del gótico sombrío al sonido de los espadachines y mezcló como nadie había hecho hasta el momento los gritos de terror con los de placer o la sangre con la lascivia. Era una forma nueva de atemorizar a los públicos de las sesiones dobles hasta que, de la noche a la mañana, el terror dejó de ser sinónimo de sangre y de monstruos y comenzó a hacerse más sutil, mas psicológico. Pero la Hammer no iba a permitir que eso la apaciguara. En los setenta decidió reunir a varios de sus monstruos en la misma película para luego ampliar su gusto por lo explícito, mezclar elementos y lanzarse al llamado cine "explotaition" con  “Las Amantes Vampiros”, por ejemplo,  aumentando las dosis de violencia, sangre y sexo incluso lésbico. De esta corriente beberían después directores como nuestro inefable Jesús Franco.La Hammer fue muriendo lentamente, pero al igual que en sus múltiples secuelas de Drácula o Frankenstein, ahora está a punto de  volver de la tumba. La reina del terror se reencarna y amenaza con volver a subir de nuevo a las pantallas. Una compañía holandesa de medios audiovisuales se ha hecho con la marca Hammer y pronto, muy pronto, estrenará nuevas aventuras que nos helarán el corazón sin necesidad de ver gritar y correr a un grupo de adolescentes descerebrados con el sexo en la frente.Es posible que ya nada sea igual. Cualquier sombra, cualquier esquina oscura puede hacernos sentir de nuevo el escalofrío, el terror, el “beso” de la Hammer. Bienvenida sea.

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